No, no estoy dolida esta vez. Sí, ya se que el título va para allá, pero es que el nombre de la canción (y no puedo negar que ella también) es muy buena como para dejarla pasar. Lo que me acontece es lo siguiente:
Epistemología Histórica
Teoría de la Estética y la Percepción
Psicoanálisis de la Comunicación
Comunicación Ensayística
Teoría e Historia de la Foto
Resulta que, mi semestre pasado fue tan "uy mírenme soy un artista" que éste decidí llevar materias que me hicieran ahora sí pensarle hasta que te duela la cabeza y dedicarle tiempo a la escuela, regresar a ser ñoña.
(creo que me pasé) llevo dos semanas de escuela y ya me da miedito lo que vaya a ser de mí...
sí pues, te las das de muy rockstar que todo lo puede y que te encanta la investigación y no sé qué otras pretensiones, pero TE VAS A ARREPENTIR. ya nos veremos en finales... no voy a salir de la biblioteca en 2 meses, hola ritalín, redbull como suplemento de agua y todas esas cosas.
Les dejo el video de la canción porque pues... rockea durísimo.
(ni les cuento que feliz soy de regresar al camino amarillo)
El inicio de un nuevo año definitivamente nos marca. De entrada, marca el fin de otro (así de obvio), nos regala un buen pretexto para voltear atrás y decir: "uff, qué ___________ estuvo el 2010".
Este blog no aspira aún en convertirse en uno informativo, por más que crea en ellos. Esta entrada aspira a mis reflexiones en torno a lo bonito que fue mi 2010. Por ser estudiante aún, mi año se divide en el semestre de primavera y en el de otoño (así de ñoño).
La primera mitad del año pasado fue un semestre de los más difíciles de mi carrera, de los más retadores, de los más satisfactorios, el que más me ha hecho sentir en el lugar adecuado, en una promesa de vida y encaminada hacia un futuro desconocido aún (pero vamos caminando). La segunda mitad fue mucho más significante pero en otros aspectos, unos que hace mucho no se movían de esta manera.
Me mudé al D.F. (sueño cumplido para mí, si he de confesar), me iba a quedar 6 meses, me decidí quedar otros 6. Esta ciudad me ha sacudido hasta los cimientos, comprobadísimo que aquí tiembla con suficiente fuerza para derrumbar una ciudad entera. Mi vida como montaña rusa: de ser la persona más entregada a su carrera a aburrirme en todas las clases, de una universidad con la que me identifico a una en donde no soporto su ideología, de estar eufórica una semana a días de introspección - a veces hasta depresión-, extrañar a mi gente con el alma y cuerpo a agradecer todos los días que no están cerca de mi en estos momentos, de prometer no quererlo ni un milímetro más a dejarme llevar, de crearme nuevas reglas y seguirlas rompiendo.
Contrario a lo que hubiera esperado de mí, esto no me molesta. La presión de las personas que me quieren y me rodean esta vez me influyó hasta cierto punto. (Sin presunción) siempre he encajado bien en lugares nuevos; esta vez yo no encontré algo con lo que relacionarme, ni siquiera mi carrera se piensa igual aquí, y me bastó poco tiempo para entender que no quería encajar en algo con lo que no me entendía, con lo que no estaba de acuerdo. Sin embargo, me costó mucho tiempo para que esto dejara de importarme. Ir a la escuela era como una mancha en mi día, las tareas eran algo que tenía que cumplir, y esa sensación nunca jamás la había vivido. Me costó tiempo, pero lo acabé entendiendo, aceptando: yo no estoy aquí para estudiar en esta universidad, lo bueno de ella es que está en el D.F., y se convirtió en el medio para poder vivir donde yo quiero.
Alguna vez un amigo me dijo que él no saludaba a personas que le caían mal, pues porque le caían mal; una parte de mi siempre le envidió esto, yo siempre saludo, aunque sea por cordialidad. Esta parte de mi semestre para mi fue aprender a no saludar, a ser yo, a respetarme en mis ideologías y mis aspiraciones. Con el tiempo que llevó, me dejó de molestar que mis amigos "reales" si cupieran en una sola mano (por primera vez).
El resto de mi vida aquí ha estado parcialmente en una nube rosa. El tráfico, el frío, el metro, los museos, la compañía, los conciertos, mi desubicación, el negro smog, los atardeceres en mi balcón. Todo me ha hecho sonreír. Salir a comprar cigarros era suficiente para recordar lo mucho que me gusta esta ciudad. El trago amargo de malas materias, malos maestros (mala suerte), se borraba completamente de mi mente. Mis días se fueron bobeando. En cuanto me dí cuenta todos los planes que tenía para mi estancia aquí estaban lejos (muy) de ser cumplidos. Mi dilema fue cuestionado por quienes esperan algo más de mí (piénsalo bien, sofía), la decisión al final fue sólo mía: me quedo más tiempo (y con una sonrisita en el corazón puedo apostarle a que hice lo correcto).
Mis días aquí también le deben mucha felicidad a una persona nueva en mi vida, que no la esperaba, que no lo vi venir, que llega cuando menos te lo esperas, que le grito a mi corazón que por favor no vaya a clavarse y que a veces siento que el corazón y la razón no son tan amigos, y que ha decidido no hacerme mucho caso, y que al final del día hay amor y que la mera verdad es que lo disfruto un montón.
Mi 2010 como algunos de los cuadros Picasso: bonito y confuso. Aprendí de mi mucho más que en otros años, le he sufrido y me ha puesto a temblar enterita, en más de un campo de mi vida. Y entre tanto caos que fue, existe la belleza del desorden. Creo que ha sido uno de mis años preferidos.
Segura de que inicio este año con una nueva actitud, llego contenta a él. Contenta de que mis clases ya me empiezan a emocionar, veo el regreso de mi pasión académica, con mucho miedo de lo que pase en el amor <3 pero me sigue emocionando verlo, con nuevos (pocos) amigos y con los de antes que sacan lo mejor de mi y no les da miedo conocer lo peor, con unas botas nuevas bien chidas y con muchas ganas de leer mucho, escribir mucho, crear mucho, vivir mucho. Hola 2011, te prometo un semestre de primavera que nos siga sacudiendo y robando sonrisas.
"El remordimiento es como la mordedura de un perro en una piedra: una tontería."- Nietzsche