La tercera clase del semestre, mi maestro la inició con una metáfora que hasta risitas me sacó de lo bien que me describía.
"¿Quién no ha pasado por la visión de túnel? Es esa que se asemeja a mirar a través de un tubo, y donde lo único que alcanzas a ver es un –me lleva la chingada–,y es el mismo túnel, el que no te permite ver todo lo que está alrededor; todo lo que ves es tu terrible sentencia."
Alguna vez escribí sobre el panorama de vida que me había abierto vivir en el DF. Durante 15 meses fui una de las niñas más felices que pueden existir. Yo sabía que me iba costar regresar a Guadalajara, pero esto, esto sí me agarró desprevenida.
Estado actual: vivo dónde mi corazón no está, camino sin rumbo y sin cuestionarme, me siento perdida, frustrada y sola. Soy un alien que se acaba de bajar de su navecita espacial.
Decir que no pertenezco a la ciudad de donde provengo se me hace una sentencia muy pretensiosa, no la diré. Lo que me he dado cuenta es que me ofrece una vida que no quiero para mí, y eso sí me lo creo. No entiendo qué pasó en poco más de un año que me hizo perder tantas cosas con las que me identificaba en esta ciudad, no lo sé, pero ya no están.
–Llevas menos de un mes Sofía, estas cosas toman tiempo–. Pues sí, paciencia. Me desespera despertar todos los días y no querer estar aquí. No puedo quitarme de encima el sentimiento de que en cualquier momento abordaré un camión a la central del norte, para cruzar a la estación de metro, para transbordar en la línea café, para llegar a casa. (¿pero qué no ves?, esta es tu casa)
Y además, dejarlo a él. Vengo a darme cuenta tantos días después, que él era la parte de mi vida que me decía "todo va a estar bien". Sumando su ausencia, y mi pocas ganas de seguirme construyendo en esta ciudad, me encuentro mirando a través de un tubo.
Me esfuerzo, todos los días, en hacer de Guadalajara mi hogar otra vez. En aceptar las consecuencias de lo que yo quise para mí al enamorarme de él. En seguir con mi vida y dejar de pensar que no es aquí donde yo debería de estar. –No te aferres Sofía, deja el DF en donde está–, ya lo sé, nunca ha sido problema para mi entender las cosas, pero, qué puedo hacer para ignorar el hoyo que tengo en la mitad del cuerpo. Alguna vez leí que a las personas que les amputan alguna extremidad, la pueden seguir sintiendo; a mi no me cortaron nada, pero juro que soy capaz de sentir físicamente la falta.
Y al final, lo que siento es que me quedé sin centro. Y sé (aún no me la creo, pero lo sé), que lo volveré a encontrar, que todo esto va a mejorar, que en algún punto el túnel tiene que terminar. Tengo muchos miedos, muchas dudas, y mucha incertidumbre. Soy una maraña de sentimientos que no es capaz de escribir un post decente, pero que necesita sacar las ideas. Soy roger -el alien- que quiere buscar la respuesta en los vicios. Soy la chica que, al parecer, vive para extrañarte. Soy la mujer que no se dejará vivir triste, aferrada a la ilusión de otra vida. Soy la niñita que llora cuando caen los recuerdos. La que odia que los días se acaben y otra vez no supe de ti, la que despierta pensando que va a encontrar a la Ciudad de México afuera de su venta, la que se aburre en sus clases y hace las tareas dos horas antes de entregarlas, la que quisiera dejar de sentir, la que busca desesperadamente el botón para adelantar todo esto. Soy una zombie cansada de estar entumida.
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